Rodrigo Paz, candidato de centroderecha e hijo de un expresidente, ganó las elecciones presidenciales de Bolivia el domingo, impulsado por la frustración de los votantes ante la tambaleante economía del país, las turbulencias políticas y el mal funcionamiento de las instituciones.
Paz, de 58 años, derrotó a Jorge Tuto Quiroga, de 65 años, expresidente conservador, en una segunda vuelta que puso fin a dos décadas de gobiernos de izquierda.
Paz había surgido como sorpresivo favorito en la primera vuelta, celebrada en agosto, al remontar desde el último puesto de un grupo de ocho candidatos hasta obtener el 32 por ciento de los votos.
El domingo obtuvo el 54 por ciento de los votos, frente al 45 por ciento de Quiroga, con más del 97 por ciento de los votos escrutados, según los resultados preliminares.
La campaña estuvo dominada por las preocupaciones económicas, ya que el aumento de los precios, la escasez de combustible y las dificultades para acceder a bienes importados y a dólares estadounidenses alimentaron un descontento generalizado.
Muchos bolivianos se han desilusionado con el Movimiento al Socialismo (MAS), que gobierna desde hace mucho tiempo. El partido ha dominado la política del país durante casi dos décadas, en gran parte bajo el liderazgo del ex líder sindical Evo Morales. Elegido en 2005 como primer presidente indígena de Bolivia, Morales pasó 14 años en el cargo, dando forma al panorama político del país.






















